Es curioso como la casualidad puede cambiarlo todo.
No se cómo pero pasó. Nada estaba planeado.
No me imaginaba hasta dónde podía llevarme esto.
No pensaba que te podía echar tanto de menos.
Cuento los días, las horas, para volverte a ver...
de esa forma sabré que es lo que hay y no lo que espero que haya.
Tus palabras me retumban en la cabeza varias veces al día.
"Ójala nos hubieramos conocido antes. Me cago en diez"
No sé por qué, pero cuando las escuché, sentí que esta vez algo había cambiado.
He vivido situaciones parecidas, momentos parecidos con diferentes personas...
Los finales nunca fueron felices...sus palabras adornaban verdades incómodas.
Me creí más de la cuenta y eso me llevo a una desilusión que hoy en día vive conmigo.
Pero esta vez no ha sido así.
No he dicho una plabra de más, por muchas ganas que tuviera.
No he demostrado sentimiento alguno. No he enseñado mis cartas.
Y sin embargo, sin pedirlo, las palabras que tanto tiempo llevaba esperando, hicieron eco en mi cabeza.
En otros escenarios, esas palabras, por muy sinceras o muy falasas que fueran, formaban parte del guión.
Y en esa conversación, sonaron "extrañas".
Tal vez, es la primera vez que me parecen reales y por eso tengo tanto miedo a pensar en ello.
Se que no eres fácil, que no regalas besos ni abrazos...que no regalarías palabras bonitas.
Y quiero decirte, que los besos son besos...que no los necesito. Pero esas palabras...viven conmigo.
Sólo quiero verte, sin esperar nada...Mirarnos y ver si lo que había sigue viviendo contigo o si se quedo en algún punto del océano.
Y los días pasan Señores, pasan a una velocidad de vértigo.
No da tiempo ni a pensar. Sólo a vivir y a aprovechar cada segundo.
Y mis miedos me hacen ser cómo no quiero ser, llenan mis boca de comentarios pasados de tono, de enfados sin sentido y de malas caras.
Y cuando me quiero dar cuenta, mi mal humor lo ha jodido todo.
Y no quiero estar así. No quiero estar mis últimos días midiendo todas mis palabras y mordiéndome la lengua.
El miedo que me hacía visitas de vez en cuando, ha decidido instalarse a los pies de mi cama.
Momentos en los que quiero irme y momentos en los que desearía no moverme de aquí jamás.
No se explicarlo. Me cuesta demostrar lo que siento. Que si me voy, no se si volveré.
Que no se que me espera. Que a partir de aquí, soy libre. Yo contra mi mundo.