miércoles, 23 de marzo de 2011

Creo que es lo que necesitaba. Necesitaba parar, aunque fuera un día. Estar sola. Pensar. Pensar en mi vida de ahora en adelante. Y por qué no, hablar con esa persona que siempre tiene un buen consejo para mi.
Tengo miedo. Eso es inevitable. Eso es la vida. Hay que lanzarse, y cuando lo haces, inconscientemente se cierran esas puertas que conscientemente no podías cerrar. Creo que jamás te olvidaré. Creo que siempre ocuparás una parte de mi corazón. Me da rabia pensar en lo que te han podido hacer. Se que hablo sin saber. Pero me da pena pensar que existan personas que puedan hacerte daño.
Pero yo ya no puedo más. Aguante mucho. Aguante muchas cosas. Y ahora debo seguir adelante. Me empeñe en algo que no pudo ser, tuve la esperanza en algo inexistente. Creí que algún día te fijarías en mi, pensaba que era cuestión de tiempo. Pero veo que no. Debe ser que no estoy hecha para ti.
Hay otra persona. La quiero. La quiero mucho. Puedo llegar incluso a amarla. Pero tengo miedo. No se que esperar. No se lo que siente por mi. No se si en algún momento se ha planteado un futuro juntos. Yo si. Y me gusta. Pero no se lo que pasará. Me lanzo o no. Puedo perderlo todo o ganarlo todo.
Sólo quiero hacer mi maleta e irme. Dejo muchas cosas aquí, pero creo que ya es hora de empezar una vida nueva, lejos de todo lo que un día me hizo daño.
No se si él estará...en cinco meses la vida da muchas vueltas...pero lo que si sé, es que yo sí que estaré....En el momento en que ponga un pie en la ciudad eterna, empieza mi vida. Si está él, perfecto....y si no...Roma tendrá algo reservado para mí.
Cuento los días. Sonriendo todos y cada uno de los días. Estoy aquí. No necesito ningún motivo más.

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