El mecanismo que desata el miedo se encuentra en el cerebro, concretamente en el sistema límbico, que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida y la evitación del dolor, y en general de todas las funciones de conservación del individuo.
Todo se reduce a eso. Y la única forma de superarlo es enfrentarse a ello. Mirarle fijamente a los ojos y no dejar que te controle. Él juega con ventaja. No tiene nada que perder.
Puede llegar a paralizarte, a hacer que pierdas el control y no dejarte reaccionar.
Todo el mundo lo ha sentido alguna vez, diferentes razones, diferentes momentos, pero miedo al fin y al cabo.
Si le dejas, consigue quitarte lo que más deseas.
Pero tiene un punto débil, la Señora Valentía. Hasta el mismo Miedo se asusta ante ella.
Una mañana te levantas y ves que el miedo te ha hecho perder el tiempo más de la cuenta, que te ha impedido hacer lo que más deseas. Sin darte cuenta te controla. Algo tan fácil se convierte en algo imposible.
Y al final te acostumbras. Te rindes. Piensas que es más fácil vivir así.
Pero eso no es vivir, es existir.
Me considero afortunada; alguien se me acercó un día y me dijo algo que me hizo cambiar:
"¿que el miedo te ha hecho qué?...Nunca más. Juntas vamos a acabar con él"
Pero en un guerra hay que tener una estrategia. Hay que ser más listo que tu enemigo. Hay que tener las cosas claras y saber cuál es el mejor momento para atacar.
No dejaré que vuelvas a entrar en mi cabeza.
Voy a robarte todo lo que un día decidiste quitarme.
Esperaré el momento preciso, tú y yo solos.
Y cuando creas que has ganado y te bajes del coche victorioso,
oirás algo que jamás te pensaste que diría,
NO TE BAJES
Voy a llegar hasta el final, voy a agotar todas mis posibilidades, no me rendiré tan fácilmente.
Esta vez no.
Puede que no consiga lo que quiero, pero no será por tu culpa.
Prefiero arriesgarme a tener que vivir con esta duda más tiempo.
Que pase lo que tenga que pasar.
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